viernes, 6 de septiembre de 2013

Viveiro se une a la jornada de Oración y ayuno por la paz en Siria...

Con motivo del conflicto que afecta a la población de Siria, el papa Francisco ha convocado en toda la Iglesia, el próximo sábado 7 de septiembre, víspera de la Natividad de María, Reina de la Paz, una Jornada de Oración y Ayuno por la paz en Siria, en Oriente Medio y en el mundo entero. 

En Viveiro se celebrará a las 19:00 horas en la Iglesia de San Francisco y a las 19:30 horas en la Iglesia de Santa María la Jornada de Oración que consistirá en el Rezo del Rosario, Eucaristía y exposición del Santísimo.


La diócesis de Mondoñedo-Ferrol se une gustosamente a la invitación del Santo Padre en comunión con la Iglesia Universal. Acojamos esta petición del papa con corazón magnánimo ante la gravedad de la situación en Siria, en Oriente Medio y en tantos lugares del mundo entero donde la paz está seriamente amenazada.


En las eucaristías del sábado por la tarde, día 7 de septiembre, que se celebren en la diócesis, se rezará por esta intención y, donde sea posible, se invita a dedicar un espacio de oración mediante el rezo del Santo Rosario a la Reina de la Paz o con una prolongada adoración eucarística a Cristo, Príncipe de la Paz.


A la celebración de la jornada, víspera de la Natividad de María, Reina de la Paz, se
sumarán muchas parroquias de los siete arciprestazgos de esta Diócesis. La oración
seguirá el esquema de rezo del Sto. Rosario, la Eucaristía y la Exposición del Santísimo.
Algunas de ellas son:
• En el Arciprestazgo de Ferrol, en la Concatedral de San Julián, presidida por elobispo, la jornada comenzará a las 19.00h. • En el Arciprestazgo de Ortegal-As Pontes, en la parroquia de Sta. María de As Pontes, a las 18.30h. • En el Arciprestazgo de Xuvia, en la parroquia de San Xosé Obreiro, a las 19.30h. • En el Arciprestazgo de Viveiro, en las parroquias de San Francisco de Viveiro a las 19.00h., y en Sta. María a las 19.30h. • En el Arciprestazgo de Terrachá, en Sta. María de Vilaba, a las 19.30h. • En el Arciprestazgo de Ribadeo, en Sta. María do Campo, a las 19.00h. • En el Arciprestazgo de Mondoñedo, en Santiago de Foz, a las 19.00 y en el Santuario de Ntra. Sra. de los Remedios –que celebra la novena en honor a la patrona de la Diócesis- a las 19.30h. 

El obispo ruega realizar una colecta especial que se enviará a Caritas Diocesana para
ayudar a los refugiados y desplazados sirios. Cáritas está prestando asistencia
humanitaria en la zona y atendiendo, durante los dos últimos años, a las llamadas de
emergencia de Cáritas Líbano. (para saber más: www.caritas.es).


En todos estos actos se ruega hacer una colecta especial que se enviará a Cáritas Diocesana para ayuda de los refugiados y desplazados, como fruto del ayuno de dicha Jornada. Se manejan cifras de 4,25 millones de desplazados dentro de Siria y 2 millones de refugiados en estados vecinos, de los cuales 1 millón son niños. Cáritas Española ya ha enviado a Cáritas Líbano de sus fondos de emergencia 376.064 euros para atender a los 600.000 refugiados sirios.



En la Concatedral de Ferrol celebraremos una Vigilia de Oración desde las 7 de la tarde, en la que yo mismo estaré presente, donde rezaremos el Rosario, celebraremos la eucaristía y posteriormente adoraremos al Señor en la eucaristía.



“Lo repito alto y fuerte: no es la cultura de la confrontación, la cultura del conflicto, la que construye la convivencia en los pueblos y entre los pueblos, sino ésta: la cultura del encuentro, la cultura del diálogo; éste es el único camino para la paz. Que el grito de la paz se alce con fuerza para que llegue al corazón de todos y todos depongan las armas y se dejen guiar por el deseo de paz”, ha afirmado el Santo Padre.



Me encomiendo a vuestras oraciones y os doy mi bendición.






† Manuel Sánchez Monge, obispo de Mondoñedo-Ferrol


Convocatoria del Papa Francisco:

Papa Francisco: Texto completo
Ángelus 1 de septiembre en el XXII Domingo del tiempo
ordinario ciclo C 

Queridos hermanos y hermanas ¡buenos días!
Hoy, queridos hermanos y hermanas, quisiera hacerme intérprete del grito que sube de
todas partes de la tierra, de todo pueblo, del corazón de cada uno, de la única gran
familia que es la humanidad, con angustia creciente: ¡es el grito de la paz! El grito que
dice con fuerza: ¡queremos un mundo de paz, queremos ser hombres y mujeres de paz,
queremos que en nuestra sociedad, destrozada por divisiones y por conflictos, explote la
paz; nunca más la guerra! ¡Nunca más la guerra! La paz es un don demasiado precioso,
que debe ser promovido y tutelado. 

Vivo con particular sufrimiento y preocupación las tantas situaciones de conflicto que hay
en nuestra tierra, pero, en estos días, mi corazón está profundamente herido por lo que
está sucediendo en Siria y angustiado por los dramáticos desarrollos que se presentan.
Dirijo un fuerte llamamiento por la paz, ¡un llamamiento que nace de lo íntimo de mí
mismo! ¡Cuánto sufrimiento, cuánta devastación, cuánto dolor ha traído y trae el uso de
las armas en aquel martirizado país, especialmente entre la población civil e inerme!
¡Pensemos en cuantos niños no podrán ver la luz del futuro! Con particular firmeza
condeno el uso de las armas químicas: les digo que tengo aún fijas en la mente y en el
corazón las imágenes terribles de los días pasados! ¡Hay un juicio de Dios y también un
juicio de la historia sobre nuestras acciones al que no se puede escapar! Jamás el uso de
la violencia lleva a la paz. ¡Guerra llama guerra, violencia llama violencia! 

Con toda mi fuerza, pido a las partes en conflicto que escuchen la voz de su propia
conciencia, que no se cierren en sus propios intereses, sino que miren al otro como un
hermano y emprendan con coraje y con decisión la vía del encuentro y de la negociación,
superando la ciega contraposición. Con la misma fuerza exhorto también a la Comunidad
Internacional a hacer todo esfuerzo para promover, sin ulterior demora, iniciativas claras
por la paz en esa nación, basadas en el diálogo y en la negociación, por el bien de la
entera población siria. 

Que no se ahorre ningún esfuerzo para garantizar asistencia humanitaria a quien está
afectado por este terrible conflicto, en particular a los evacuados en el país y a los
numerosos prófugos en los países vecinos. Que a los agentes humanitarios, empeñados en
aliviar los sufrimientos de la población, se les asegure la posibilidad de prestar la ayuda
necesaria.

¿Qué podemos hacer nosotros por la paz en el mundo? Como decía el Papa Juan: a todos
nos corresponde la tarea de recomponer las relaciones de convivencia en la justicia y en
el amor (Cfr. Carta encíclica, Pacem in terris [11 abril de 1963]: AAS 55 [1963], 301-302). 

¡Que una cadena de empeño por la paz una a todos los hombres y a las mujeres de buena
voluntad! Es una invitación fuerte y urgente que dirijo a la entera Iglesia Católica, pero
que extiendo a todos los cristianos de las demás Confesiones, a los hombres y mujeres de
toda religión y también a aquellos hermanos y hermanas que no creen: la paz es un bien
que supera toda barrera, porque es un bien de toda la humanidad.
Repito con voz alta: no es la cultura del enfrentamiento, la cultura del conflicto la que
construye la convivencia en los pueblos y entre los pueblos, sino la cultura del encuentro,
la cultura del diálogo: éste es el único camino hacia la paz.
Que el grito de la paz se eleve alto para que llegue al corazón de todos y todos dejen las
armas y se dejen guiar por el anhelo de paz.
Por esto, hermanos y hermanas, he decidido convocar para toda la Iglesia el próximo 7 de
septiembre, víspera de la fiesta de la Natividad de María, Reina de la Paz, una jornada de
ayuno y de oración por la paz en Siria, en Oriente Medio, y en el mundo entero, y
también invito a unirse a esta iniciativa, según el modo que considerarán más oportuno,
a los hermanos cristianos no católicos, a los pertenecientes a las demás religiones y a los
hombres de buena voluntad.
El 7 de septiembre, en la Plaza de San Pedro, aquí, desde las 19.00 y hasta las 24.00, nos
reuniremos en oración y en espíritu de penitencia para invocar de Dios este gran don para
la amada nación siria y para todas las situaciones de conflicto y de violencia en el
mundo.
¡La humanidad tiene necesidad de ver gestos de paz y de escuchar palabras de esperanza
y de paz! Pido a todas las Iglesias particulares que, además de vivir este día de ayuno,
organicen algún acto litúrgico según esta intención.
A María le pedimos que nos ayude a responder a la violencia, al conflicto y a la guerra,
con la fuerza del diálogo, de la reconciliación y del amor.
Ella es Madre: que Ella nos ayude a encontrar la paz. Todos nosotros somos sus hijos.
Ayúdanos, María, a superar también este momento difícil y a empeñarnos a construir
cada día y en todo ambiente una auténtica cultura del encuentro y de la paz.
María, Reina de la paz, ¡ruega por nosotros!

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